Reseña del libro "Nadar entre dos aguas: Cuentos Editorial Primigenios"
Es posible que, por estos caminos de Dios, alguien se nos aparezca y - con cierto don de profecía - nos diga: "Tú eres hijo de las dos aguas". Más de una vez he tenido que vestir muñecas con intenciones folclóricas y, según las exigencias, el azul y el amarillo toman el protagónico. Mar y Río, Regla y Caridad... por esa cuerda se mueve la representación que nos da a entender lo dicho por el "profeta".De profecías no me propongo contar. Traigo una saga de personajes, conocidos ya o totalmente nuevos para quienes hojean mis páginas por vez primera. Podrán inferir ciertas cosas y descubrirán otras nuevas. Me las ingenio para contar un pedazo de la historia patria, esa que no se recoge en los volúmenes del sistema de enseñanza o en los medios de difusión, pero que la oralidad repite a diario. No me refiero a líderes o figuras archiconocidas... Me propongo recordar cómo ha sobrevivido este pueblo, gracias al ingenio y, en reiteradas ocasiones, sin derecho a decidir su destino para vencer los obstáculos. Justamente el prejuicio es el primer obstáculo de supervivencia.Todo tema tabú genera curiosidad. Muy pocos tienen la audacia de plantarse y decir a plena voz: "Por aquí. Lo mío es esto y no hay vuelta de hoja". Qué es ser buena o mala hoja? Les dejo como tarea esta frase idiomática nacida del pueblo alrededor de veinticinco años atrás. Va más allá de la dualidad de colores que muestran la Yagruma o el Caimito. No justifico, tampoco condeno, ni apruebo a los que - como el caimito - poseen dos caras y prefieren nadar entre dos aguas. Hay quien tiene la virtud de hacerlo y logra llegar a puerto seguro. Otros, creyéndose listos, perecen en el punto donde río y mar se vuelven uno solo. Quizás, por ser transparente como una hoja de álamo cuando toca la tierra y se descompone, me he cerrado más puertas de la cuenta. No me arrepiento, así soy yo: una Luz Marina Romaguera de Tercer Milenio.El autor