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portada Custodia, virtuosa y solidaria: Narrativa y aproximacion genealogica
Formato
Libro Físico
Idioma
Español
N° páginas
170
Encuadernación
Tapa Blanda
Dimensiones
22.9 x 15.2 x 1.0 cm
Peso
0.26 kg.
ISBN13
9781502812629

Custodia, virtuosa y solidaria: Narrativa y aproximacion genealogica

Aldo Valarezo Sanchez (Autor) · Createspace Independent Publishing Platform · Tapa Blanda

Custodia, virtuosa y solidaria: Narrativa y aproximacion genealogica - Sanchez, Aldo Valarezo

Libro Nuevo

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  • Estado: Nuevo
Origen: Estados Unidos (Costos de importación incluídos en el precio)
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Reseña del libro "Custodia, virtuosa y solidaria: Narrativa y aproximacion genealogica"

PERSONAJE Y ESCENARIOS Custodia Sánchez Vda. de Valarezo fue una mujer buena y sencilla que no vivió en vano su paso por la vida, sino que ha dejado un legado de solidaridad y amor al prójimo, propio de las almas sensibles que sufren y comparten el dolor de los demás. Sus conocimientos de medicina ancestral los recibió por tradición oral, transmitidos de su abuela Serafina Viteri a su Madre Virginia de los Ángeles Sánchez Viteri, que en su tiempo fueron parteras y curanderas que salvaron muchas vidas en la zona rural del cantón Zaruma (Hoy cantón Portovelo). Por lo tanto, no era de extrañar que Custodia siga el camino de sus antecesoras. Sólo que ella por educar a sus hijos dejó los verdes campos de Curtincapac y se instaló en el entonces "Campamento Minero de Portovelo". Cómo era el Portovelo que conocí hace cuarenta años? Es decir el Portovelo que llegó Custodia Sánchez, a fines de 1964. Portovelo es un cantón de la provincia de El Oro, Ecuador. En esa época todavía se desarrollaba una intensa actividad minera, pero mucho menos que cuando estaba presente la South American Development Co., empresa norteamericana que explotó oro y otros metales por 50 años en Ecuador. El Campamento casi no tenía calles sino senderos construidos con piedra, herencia de los americanos. Se vivía los últimos años de su glorioso pasado minero. Desde 1951 las minas estaban a cargo de la Compañía CIMA. Las tradiciones y costumbres que había impuesto durante cincuenta años la South American Development Company estaban aún presentes. El complejo minero, que en su tiempo fue considerado uno de los más grandes en América del Sur, estaba completo, con casi todos sus departamentos en tiempo de los americanos. A toda hora, en la mañana, tarde o noche, se escuchaba el ir y venir de carros cuarceros trayendo material mineralizado desde Minas Nuevas, El Sesmo, Ayapamba, Soroche, Cabo de Hornos y otros. Los molinos chancaban el cuarzo día y noche. No había un solo momento que éstos se paralicen. El ruido era incesante, permanente. Los empleados de los departamentos de Mecánica, Carpintería, Química, Luz Eléctrica, Mina y otros estaban en plena actividad, en sus tareas específicas. La Química tuvo su importancia, tanto durante la época de la Compañía Americana como durante la CIMA. Estaba ubicado junto al puente Unión Portovelense. Ahí se analizaban las muestras de diferentes minas de donde se extraía el cuarzo, en hornos con altas temperaturas. Casi todos los días quienes llevábamos agua a nuestras casas, en baldes u ollas, entusiasmados observábamos el trabajo que cumplían Luís Román, Sergio Aguilar, Nelson Aguilar, Álvaro Miller o Sergio Sotomayor, Jefe de esa sección. Hace cuarenta años el gran Castillo minero, construido a inicios del siglo XX, se erguía imponente y fue el símbolo de la minería en el país, referente de periódicos y revistas. En lo alto del castillo estaba la polea por donde pasaba un cable de acero con un balde que entraba y sacaba a los mineros que trabajaban en los trece niveles del Pique Americano. Se complementaba con la wincha y el balde que extraía el cuarzo del interior de la tierra. Había rieles que se dirigían por todos lados. El principal, el que se introducía a la Mina Grande. Era obligatoria la celebración de una misa en la entrada de la Mina Grande donde había una capilla con la imagen de la Virgen del Consuelo. En las fiestas de julio, la misa para los mineros se constituía en una tradición heredadas de los americanos. Estas misas las celebraba el Padre José Tinajero Caballero, al igual que años atrás lo había hecho el padre Segundo Godoy. Más acá, al lado del Departamento de Construcción, estaba la bocamina del pique inclinado por donde ingresaban los mineros al interior de la tierra. La Wincha era accionada por Don Monfilio Fierro.

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El libro está escrito en Español.
La encuadernación de esta edición es Tapa Blanda.

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