Una crónica de vida, las fracciones de tiempo, las experiencias, la búsqueda de respuestas, el tiempo, la noche y las conver- saciones con los amigos, reflexiones compartidas en distancias mínimas. Describo y simbolizo mi entorno, con una apuesta política que ha bebido de la literatura y el cine, hacia un espacio común, con las pequeñas cosas, con la libertad y el afecto que conllevan las utopías y la soledad. Son mis reacciones a las diversas entonaciones que tienen algunas metáforas. Con mi edad, camino con más soltura por el tenue mundo crepuscular, o lunar, el de las imaginaciones fantásticas. Reconozco mis limitaciones para inventar, a veces pienso que solo llego a describir lo que observo y siento, con un espíritu más bien melancólico, lejos de ser un tejedor de pesadillas, más bien cerca a Chesterton ‒sabiendo que en el alma hay tintes más desconcertantes, más innu- merables que los colores de una selva otoñal‒. Lo mío, si acaso, son ntaciones de gruñidos y chillidos.