Vive Agradeciendo: Para Agradecer a Dios, no es Necesario Esperar que nos Haga Grandes Milagros. Basta con Despertarnos por la Mañana, Abrir los Ojos y Encontrarnos con Nuestro Cuerpo Sano

Salomon Michan · Independently Published

Ver Precio
Envío a todo Argentina

Reseña del libro

Debemos agradecer sin que nos pidan hacerloEn una ocasión llegó el nieto de Rab Eliahu Lopian a su casa y pidió un dulce a su abuela.Por supuesto que la abuela le dio ese dulce. Entonces la madre del niño le dijo: —¡Dale las gracias a tu abuela!El niño exclamó: —¡Gracias, abuela!Vieron a Rab Eliahu Lopian dentro de su cuarto diciendo: —¡Uy! ¡Uy! ¡Uy!La gente no sabía qué quería o cuál era su intención.Rab Eliahu Lopian les explicó:—Este niño dijo: “¡Gracias!”, solamente porque su mamá se lo pidió, no realmente porque lo sintió o porque le nació. ¡Así nos pasa en la vida! ¡Dios nos manda todo lo bueno en cada momento de nuestras vidas! ¿Y alguien debe decirnos que debemos agradecer, en vez de nosotros mismos agradecer sin que nos lo digan? Muchas veces a nosotros nos pasa lo mismo. Dentro de la Tefilá (rezo) decimos: ¡Modim! (Gracias Dios), pero, ¿realmente lo sentimos o únicamente lo decimos porque está escrito en el libro?¿Qué sucede en el Cielo?Soñé que iba al Cielo y un ángel me daba un recorrido allá Arriba.Llegamos a un cuarto de trabajo, donde había miles y miles de ángeles muy ocupados. —Esta es el área de Recibimiento —me dijo el ángel—. Aquí se reciben todas las peticiones que se hacen a Dios en los rezos.Miré esta sección y estaba abarrotada de ángeles clasificando y recibiendo peticiones de las personas de la Tierra.Caminamos un poco más por un largo corredor hasta que llegamos a la segunda sección. —Esta es el área de paquetería y envío. Desde acá se mandan a la Tierra todas las respuestas a las peticiones que hace la gente.De nuevo me percaté de todos los ángeles que se movían precipitadamente por el cuarto, ocupados enviando a cada quien lo que había solicitado.Finalmente, al terminar el corredor nos encontramos con un cuarto en el que había un solo ángel, quien estaba sin hacer casi absolutamente nada.—¿Qué sección es esta? —pregunté.Me respondió el ángel, con disimulada vergüenza: —Esta es la sección de agradecimientos. Después de que las personas reciben las respuestas a sus peticiones, muy pocas agradecen por ello.—¿Cómo puedo agradecer a Dios? —pregunté. Y el ángel contestó:—Simplemente di: “Gracias, Dios”.

Opiniones del Libro

Opiniones sobre Buscalibre

Ver más opiniones de clientes