A finales de los noventa, en dos peque¤os pueblos de la BassaModenese, una zona situada en el centro norte de Italia, los servicios sociales separaron a diecisis ni¤os de sus familias y los enviaron a otros lugares del pa¡s. Los padres eran sospechosos de pertenecer auna secta de ped¢filos sat nicos que realizaban rituales nocturnos enel cementerio bajo supervisi¢n de un cura cat¢lico muy querido por los vecinos. Son los mismos ni¤os los que relataron a los psic¢logos yasistentes sociales estas escenas horribles y atroces. La red demonstruos que describieron implicaba a madres, padres, hermanos, t¡osy conocidos, pero lo cierto es no hay ni un testimonio de una personaadulta. Nadie ha visto ni o¡do nada. ¨Es posible que en este rinc¢ndel mundo se haya impuesto una ley del silencio tan profunda yeficaz?La realidad de los hechos emerger bajo unaluz nueva, m s escalofriante que la anterior. Sin embargo, para muchos ser demasiado tarde, aunque alguno de ellos tendr una nuevaoportunidad.