Gabriel Ferrater (1922-1972) fue un intelectual único en el erial cultural del franquismo: por su inteligencia lúcida, su rechazo de cualquier forma de dogmatismo y su independencia de criterio, como demuestra la profunda impronta que dejó en la crítica de arte, la crítica literaria y la lingüística. Su manifiesto alcoholismo y su suicidio poco antes de cumplir los cincuenta años acabaron de rodear su figura de un aura legendaria.