El arte de escribir poesía, ensanchando los límites más allá de lo permitido, irreverente con el estilo, personal, muy propio, muy Pedro. Esto es, una chimenea nueva. Ambicioso, a hombros de un gigante llamado tarot, para ver más lejos, para ver todas las partes de un puzzle vital que no deja una pieza suelta. Y sorprende, porque hay robots, magia, hermanos, aullido, lobos, planetas, cuñado, hijos y un padre, “Buda sobre la televisión al que no sabemos cómo tratar” y luego está ella, grande, salvadora, sufriente, creadora. Amorosa y triunfante, si “llega pronto con la luciérnaga de su voz”. no daremos consejos pues “no es más que una inservible cicatriz”, no diremos que tienes en tus manos una obra única, emocionante, honda, divertida, sí, esto último también. Diremos en todo caso, “un niño de corazón solitario y sensible que quería ser médico quería ser piadoso y sublime” con una misión llamada escribir. Un loco que reparte poemas en las calurosas noches de verano. Puesto que nadie va a leer te, digamos la verdad Pedro, “hemos llegado hasta aquí” y nos la merecemos. Un gran poema que se Lee como un cuento, como breves relatos llenos de matices, de vida, de muerte y de humanidad. Y está aquí: dentro. Texto de Manuel Jesús Díaz García