En España al noroeste de la ciudad de Madrid a un poco más de 200 kilómetros en plena Castilla, se encuentra la ciudad de Toro famosa por sus vinos, bodegas en casas particulares y sus ajos. Implantada en plena meseta castellana se puede ver desde el campo, el perfil de alguna iglesia rodeada de casas bajas. Y desde el punto más alto de la meseta donde se estableció la ciudad de Toro (según consta en la cita del cronista Sampiro referida al año 899 después de Cristo), en varios sitios se puede observar el esplendor del río Duero que baña a su paso majestuosamente los campos de viñedos, ajunos y otros sembradíos, donde seguramente él se inspiró pensando en su futuro, que ese río lo llevaría a una vida mejor que la de esos años en la convulsionada España. Esta es la historia de un Toresano anarquista que en el año 1912, cuando le llega la cédula de Alfonso XIII convocándolo al servicio militar, decide desertar y embarcarse en un viaje solitario con destino a la Argentina, dejando atrás a su familia con apenas 20 años de edad. El lector no podrá evitar sumergirse en la vida de este joven, compartir sus penurias y alegrías y acompañarlo hasta el fin de esta aventura y las peripecias de su nieto en Argentina, en Madrid, en Zamora, en Toro, en Madridanos y en Topas para rearmar el rompecabezas familiar.