Leer a Andrés Mauricio Muñoz es una experiencia perturbadora debido a su capacidad de crear personajes entrañables, seres que conocemos de toda la vida y que llegan a ser tan tangibles que, en medio de la lectura, nos convertimos en cómplices de sus vidas: disfrutamos sus alegrías y sufrimos sus tragedias. El autor payanés consigue, parafraseando a Philip Roth, convertir carne y sangre en personajes literarios y transformar a los personajes en carne y sangre. En otras palabras, concentra las pulsiones del mundo en sus personajes, mientras los hace núcleos de esa pulsión universal. Los cuentos que componen este volumen son el testimonio de ello.
"Leerlo es dejarse llevar de la mano de personajes que mantienen en vilo. El autor los construye con inteligencia, perspicacia, elegancia, y ternura. Conoce bien a sus mujeres, sus temores, las ilusiones que las habitan, las decisiones que toman. Conoce a sus hombres y sus temores, las estratagemas que los controlan, las expectativas que los presionan. Detrás de todos, un país que no cuida de sus gentes, la negligencia de sus figuras de autoridad, la torpeza de sus leyes. Posee un talento para sorprender con imágenes inesperadas típicas de la condición humana, a veces con humor, siempre con agudeza. Devela el vínculo humano "