Los avatares de la guerra trajeron a Francisco Iturra -militar chileno de grado subalterno- a nuestro país; más concretamente a la Fortaleza Protectora Argentina; origen modesto y bravío de Bahía Blanca. Jamás regresó y militó treinta años en esa guarnición guerreando con el araucano. Partícipe de decenas de patrullas; de feroces ataques a tolderías; baqueano sin par; traductor e intermediario entre las dos razas; fue durante un tiempo el principal negociador con el cacique Calfucurá; y alcanzó entre nosotros altos grados militares. Hombre de la frontera hasta los tuétanos; analfabeto; pulpero y ganadero; bebedor y sin escrúpulos; su vida sirve como pocas otras para conocer lo que fue en aquellos tiempos fundacionales la vida en la pampa bárbara.