Discurso a modo de conversación interior, o con un lector muy cercano, a propósito de unas pinturas; unos retratos, unas naturalezas muertas, o pinturas de cosas, pero también en torno a otras mucha cuestiones de ayer, es decir, del siglo xvii que es de donde parte el discurso y del que se traza igualmente un paisaje interior y de hoy mismo.Pero no se trata más que de conversar. El libro no quiere tener ninguna auctoritas, sino ser una confidencia y provocar los adentros del lector. Los grandes asuntos que por él cruzan se abordan como en un susurro o una leve ironía, de la manera que también lo hacen, o insinúan, las pinturas que en el libro se invocan. Porque se trata de ver, oír y estarse ante ellas o los acaeceres, las palabras, la fiebre y la esperanza que fabrican mundos, la alegría, el tinglado político o cultural mismos, como ante el amor de la lumbre, o ante una copa de vino y un plato de barquillos, como en El Bodegón de los barquillos de Baugin, o en la penumbra de una iglesia como las de Pieter Saenredam, cuando fuera hay canícula y mucho ruido.Porque se trata de ser un libro de silencio.JOSÉ JIMÉNEZ LOZANONació en 1930 en Langa (Ávila). Como escritor ha abordado casi todos los géneros, siendo reconocido con el Premio de la Crítica con «El grano de maíz rojo» (1989).En ensayo ha escrito «Los cementerios civiles y la heterodoxia española» (1978), «Sobre judíos, moros y conversos» (1982), «Guía espiritual de Castilla» (1984) y «Los ojos del icono» (1988).Como novelista es autor de «Historia de un otoño» (1971), «Duelo en la casa grande» (1982), «Sara de Ur» (1989), «El mudejarillo» (1992), «La boda de Ángela» (1993), «Teorema de Pitágoras» (1995), «Las sandalias de plata» (1996), «Ronda de noche» (1998), «Las señoras» (1999) y «Un hombre en la raya» (2000).También ha escrito poesía: «El tiempo de Eurídice» (1996) y «Pájaros» (1992); diarios: «Segundo abecedario» (1992) y «La luz de una candela» (1996); narraciones: «Los grandes relatos» (1991), «Un dedo en los labios» (1996) y «El santo de mayo» (1976), y la conversación con Gurutze Galparsoro «Una estancia holandesa» (1998).Además del premio mencionado, también ha recibido el Premio Nacional de las Letras Españolas (1992), la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes (1999) y es Patrono de la Residencia de Estudiantes.