Ramon Carrillo, el Fundador del Sanitarismo Nacional

Alzugaray R.A. · Colihue

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Reseña del libro

La figura del Dr. Ramón Carrillo expresó, tal vez de modo más evidente que ninguna otra, la capacidad transformadora de las políticas públicas cuando se piensan -de acuerdo con los principios de la democracia- en función de los intereses de las mayorías. Su tarea, desde la Secretaría de Salud del gobierno de Perón -convertida luego en Ministeriorepresentó una revolución sanitaria que mejoró sustancialmente las condiciones de vida de los argentinos.Carrillo era ya un profesional destacado cuando en los pasillos del Hospital Militar, donde era jefe de Neurocirugía, conoció, poco antes del 17 de octubre, al entonces coronel Perón. Este encuentro fue el comienzo de una fructífera relación que lo integró al naciente movimiento nacional y le permitió materializar, desde el área de salud, los objetivos de justicia social. '¿De qué le sirve a la medicina resolver científicamente los problemas de un individuo enfermo -afirmaba-, si simultáneamente se producen centenares de casos similares de enfermos por falta de alimentos, por viviendas antihigiénicas o porque ganan salarios insuficientes que no les permiten subvenir debidamente a sus necesidades?' La política que pone en marcha sienta las bases de la administración hospitalaria.Bajo el febril impulso del Primer Plan Quinquenal, dirige la construcción de cientos de hospitales, institutos de salud especializados y salas de atención primaria; crea EMESIA, la primera fábrica nacional de medicamentos; emprende 'las grandes luchas sanitarias', como la campaña contra el paludismo y otras que permitieron erradicar enfermedades endémicas. En su batalla contra la trabas burocráticas este santiagueño incansable encuentra en Evita una aliada clave.Intrigas diversas lo llevan a renunciar al ministerio en el ocaso del gobierno de Perón. Enfermo y en la pobreza, recala en Belém do Para, Brasil, donde muere a los 50 años. El golpe militar autodenominado 'Revolución Libertadora' le niega a su familia la repatriación de su cuerpo. '¿Qué peligro puede ocasionarle a la gran nación sudamericana la presencia de un cadáver?', clama, solidario con la figura de! exiliado, un diario brasileño. Ensañamiento inútil. Sus obras fueron tan sólidas, que ni las políticas liberales, ni las dictaduras pudieron terminar de destruirlas.Generaciones de profesionales de la salud y de hombres y mujeres de pueblo siguieron repitiendo en todo el país el nombre de Carrillo. Y como ayer, también hoy, a más de medio siglo de su muerte, junto con la gratitud de muchos, su figura sigue siendo el blanco de injurias por parte de quienes consideran su legado como un enemigo vivo.

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