Comenzar un nuevo año litúrgico, un nuevo Adviento, es comenzar un tiempo nuevo. Caminar humildemente con Dios, para que sus apuestas sean nuestras apuestas; para que, como Él, nos fijemos en las realidades humanas de dolor y sufrimiento; y las convirtamos en miradas y experiencias de esperanza. No podemos dejar de mirar a un futuro mejor para todos. Iniciar este camino, nuevamente, lo haremos con la mirada