Desde principios del siglo XVIII hasta pasada la primera mitad del siglo XIX se establece en España un modelo policial, que busca mantener la seguridad y el orden público tanto en la ciudad como en los ámbitos rurales, pues por entonces se configuraba la gran ciudad como problema y los gitanos, el contrabando y el bandolerismo constituían los grandes retos que era preciso neutralizar. Para ello se crean una serie de instituciones que actúan en diferentes regiones, como los Mozos de Escuadra de Cataluña, los Escopeteros Voluntarios de Andalucía, las Compañía suelta de Castilla la Nueva, los Fusileros del Reino de Valencia, los Fusileros del Reino de Aragón, etc., quedando de manifiesto la creación y los servicios de cada una de ellas, culminando el proceso de implantación del sistema policial con la creación de la Guardia Civil, la primera institución nacional del ramo.