La joven escritora Cécile Guérard desarrolla en este libro una filosofía de lo cotidiano: la caricia, el aburrimiento, el deseo de absoluto, las pasiones, la muerte, el espíritu de inocencia, la alegría generosa... La autora nos propone distanciarnos de las cosas para comprenderlas mejor: es la vocación de la conciencia. Y la filosofía es el aprendizaje de la libertad: devenir lo que se es, o lo que no se es aún, consumar el propio destino. En un mundo no razonable en sí mismo, la filosofía, suprema necesidad de explicación, se presenta como el arte de la vida.