¿Qué tiene que ver la aparición de un cometa con la ardua actividad de un profesor de Filosofía en la Escuela ilustrada de Rotterdam? ¿Por qué buscaban entonces señales y presagios de las desgracias con las que Dios castigaba a los seres humanos por maldades y pecados cometidos? ¿Acaso no se trata de supersticiones y creenc ias ridículas que los poderosos teólogos se encargaban de alimentar para mantener al p