®Dio cuatro pasos y la vio. Una cr¡a. Dieciocho o diecinueve, a losumo. Delgada y con el pelo revuelto y largo hasta el pecho. Ojosrasgados, labios carnosos, p¢mulos muy marcados y nariz recta y muchom s fina que la mayor¡a de las negras que hab¡a visto. Unapreciosidad... hasta con la mueca de p nico que le crispaba el rostro. La carnicer¡a empezaba justo por debajo del estern¢n.¯Madrugada, Zona Franca de Barcelona. En la radio del coche patrulla de Llu¡s Artigassuena un 10-50: ®Alguien la ha palmado¯. La v¡ctima resulta ser unajoven nigeriana brutalmente asesina siguiendo lo que resulta ser unritual vud£. Artigas, un agente quemado y bajo sospecha de sercorrupto, emprender una inesperada b£squeda de los responsables deeste crimen. Su £nica aliada ser M¢nica Vidal, una periodista quenecesita una historia como el aire que respira y a quien tambi‚nasedian sus propios demonios.En La noche de Damballah, una novelamagistralmente escrita, con un ritmo endiablado, con el pulsonarrativo de los cl sicos del g‚nero, con el tono ir¢nico y la miradadura, c¡nica a veces, incisiva siempre de los mejores narradores de la novela negra m s descre¡da, m s callejera, Jordi Sol‚ nos muestra una Barcelona esquinada y grasienta por la que pululan personajes en losque no siempre reparamos, encabezados por un polic¡a, Llu¡s Artigas,llamado a convertirse en m¡tico antih‚roe, y nos confirma a su autorcomo una de las voces m s sobresalientes de nuestro panoramanarrativo.