Los Mundiales de fútbol son una de las maravillas del mundo, una maravilla dinámica, nómade. Cada cuatro años el mundo se asoma a la maravilla y se queda inmóvil aguardando la llegada de las sensaciones. En 1930 se inició esta historia llena de hazañas, lágrimas, proezas y mezquindades. Una sucesión de avenidas luminosas que nos llevan a ninguna parte o a la gloria misma. Y también, una callecita en silencio estremecida por un grito de gol en cualquier idioma. Este libro pretende caminar por algunas de las esquinas no tan visitadas de la historia de las Copas del Mundo. Sin grandes pretensiones, porque la pólvora está inventada, este libro propone recorrer los Mundiales a partir de algunas curiosidades, de una decena de historias y de las estadísticas que no dicen nada y lo dicen todo. La “Mundialitis” es una enfermedad que ataca cada cuatro años y que tiene síntomas bien reconocibles. Siéntese frente al televisor o encienda la radio, escuche los primeros acordes del Himno Nacional, vea o imagine a los jugadores argentinos apretando las mandíbulas para que no les tiemble nada, con esa camiseta tan especial bien incorporada a la piel. Y aunque ya lo haya vivido hace cuatro, ocho o doce años, siempre será como la primera vez. Porque la pasión es eso, una constante sucesión de sentimientos inaugurales.