Durante siglos el pueblo cristiano ha contemplado a Jesucristo en la Cruz, buscando crecer en amor y arrepentimiento. El mismo Cristo animó a Tomás a meter los dedos en sus llagas, y creer. El autor ofrece en este libro una sencilla senda para cobijarse en esas heridas. Después, cada persona encontrará su modo propio de cre cer en amor a Dios.