Mallman en Llamas

Reseña del libro

Francis Mallmann nos lleva a cocinar a lugares maravillosos como: montañas nevadas y sierras verdes; las costas de un lago prístino; calles transitadas, y a orillas de un mar lejano. Se inspira dondequiera que vaya, y en estas páginas vemos los resultados: más de 100 recetas, tanto para veladas íntimas como para banquetes numerosos. De la Patagonia a París, de Buenos Aires a Brooklyn, de Brasil a Berkeley, Mallmann deja que el fuego obre su magia eterna, produciendo platos que Anthony Bourdain describe como “elementales, fundamentales y deliciosos”. En Siete Fuegos, que se convirtió en un clásico en muy poco tiempo, reveló los secretos para preparar bistecs perfectos, y otra vez hay aquí mucha de esa carne preparada de maneras originales e ingeniosas y por la que son tan reconocidos mundialmente los maestros asadores argentinos. En Mallmann en llamas, el autor cuelga piernas de cordero con cordel de carnicero sobre una fogata; asa un bistec de ojo de bife y lo acompaña con una ensalada crocante de brioche, dátiles y rúcula; y prepara una parrillada de cerdo para dieciocho invitados en el transcurso de una tarde. Las entradas de pescado en Mallmann en llamas también son irresistibles: marcados con cortes y chamuscados, rellenos y tajeados, más rústicos y deliciosos que cualquier opción que se encuentre en un restaurante. Y los vegetales, cocidos sobre el fuego, revelan una intensidad delicada. Los de hoja, como la acelga, el kale y la achicoria, se chamuscan ligeramente, igual que las hierbas. Los pimientos se ampollan. Los duraznos, los higos y el membrillo rallado se caramelizan deliciosamente. El aceite al pimentón recibe un toque ahumado de una brasa encendida; el pollo aplastado se cocina a la plancha con una corteza de papa. Abundan las ensaladas sencillas, como la de sopa paraguaya, que se prepara con tomates, paltas y trozos de pan de maíz tostado, enriquecida con polenta, queso y jamón. Entre los postres y delicias al horno se cuentan las peras y ciruelas grilladas, prensadas bajo más de veinte kilos, y la torta de chocolate que Mallmann prepara solamente en “La Isla”, su refugio escondido en el bosque húmedo andino.