La tragedia de Erdosain comienza al abrir la puerta de la gerencia y querer retroceder, sentir que ya era tarde. La lucha del protagonista es presentarse o no ante sus jefes a los que robó. De un lado de la bisagra está la ciudad: un espacio terrible, monstruoso, dantesco y del otro "cabeza de jabalí" y los animales que lo denunciarán. Desde otra zona de la angustia lo llamarán el Astrólogo, el Rufián Melancólico, las transparentes pupilas verdegrises de Hipólita y el semblante de Barsut temblando contra una imposible rosa de cobre.