A lo largo de su vida, desempeñó oficios muy variados en Norteamérica: granjero en Canadá, encargado de un hotel, minero en Alaska, reportero en Nueva York. De vuelta a Inglaterra, comenzó a escribir relatos de terror, con gran éxito. Como a otros escritores británicos del género, se le relaciona con la Golden Dawn, organización secreta cuyas enseñanzas pueden haber influido en la peculiar atmósfera mágica de sus cuentos.