Los días inmortales es, sobre todo, un gran canto a la felicidad, al placer de vivir y de amar, al envite de la audacia y de la sinceridad. El protagonista de la novela rechaza su mundo de origen —nuestra sociedad— y todo un pasado que le ahogan, para emprender un fantástico viaje poblado de alucinantes asesinos medievales, de sed de absoluto y de fabulosas playas tropicales, para llegar al fin a la sabana a