En tiempos livianos y acomodaticios parece, si no necesario -la poesía es el acto más gratuito de los actos humanos-, si al menos higiénico, recuperar cierto tono mordaz y despiadadamente irónico de nuestra mejor tradición, con el fin de bañar en el cauce del poema verdades y actitudes aceptadas por hábito y que dificilment e resisten un buen lavado. Así pues, Libro de las maldades se inscribe, como acaso su