La frontera tiene un doble registro de soberanía: límite hasta donde se extiende el Estado y ámbito hasta donde se ejerce efectivamente la acción estatal. Entre la frontera formal y la real existe una zona en permanente reacomodo: la zona fronteriza. En los discursos históricos, en esta última campean la incivilización y la barbarie y a ella corresponden territorios baldíos. Más allá de esta zona se encuentran tierras y gentes del otro lado que son amenazantes. La frontera aparece, pues, como una zona secularmente amenazada, además de una zona de confrontación. Estas vastas zonas, lejanas y desconocidas, en el momento actual son acosadas por nuevos bárbaros: guerrilleros, narcotraficantes y terroristas. En la frontera norte ecuatoriana la aplicación del Plan Colombia, desde 1999, ha actualizado esta versión, lo que ha determinado que, a pesar de los múltiples acercamientos, sigamos impedidos de conocer sus realidades. Este estudio invita a mirar la frontera más allá de las percepciones e imaginarios hegemónicos, con la finalidad de acercarnos a su heterogeneidad. Se trata de un esfuerzo, teórico e histórico, que ha identificado zonas específicas en la frontera norte en las que se han generado relaciones y estructuras sociales, económicas y culturales particulares. Constituye, a la vez, un recuento etnográfico y un trabajo de interpretación. La investigación fue dirigida por Roque Espinosa, con la asistencia de Isabel Ramos, Milena Almeida y Alicia Granda.