Según cuenta la leyenda, pasada de boca en boca, hay una manera de saber si una piedra es una auténtica esmeralda. Se calienta hasta alcanzar cierta temperatura, y si se rompe en añicos es que era real. Pero entonces… ¿dónde queda la esmeralda? ¿Destruida y pulverizada a pesar de su gran valor? ¿Quién se arriesgaría a comprobarlo si después de muchos esfuerzos y sacrificios ha encontrado la lágrima de una es