La pérdida de lo conquistado por el pueblo mapuche durante el proceso de Reforma Agraria sucedió como en 1862, cuando se conjugaron las condiciones para la invasión y ocupación por la fuerza del hasta entonces territorio mapuche autónomo. Aquel fue el Despojo en que el poder político y económico de la época utilizó al Ejército para sus mezquinos intereses, de la mano de una prensa estigmatizadora y alarmista. Los altisonantes discursos de los dirigentes políticos y de los empresarios de hace un siglo y medio, fueron los mismos de hace cincuenta años, y son los mismos de hoy. Fueron también los mismos militares de ayer y de nuestros tiempos, sirviendo intereses particulares y a los suyos propios, cargando ávidamente en el despojo territorial mapuche, pues ‘algo les traería’. Fue ese el mismo espíritu con el que asaltaron los asentamientos y cooperativas creados durante la Reforma Agraria; y fue este el mismo ánimo y la misma saña con que se dejaron caer sobre La Moneda y el proyecto político y popular del gobierno de Salvador Allende. No hay grandes diferencias, y los actores son los mismos: el pueblo mapuche, la prensa servil y tendenciosa, los efectivos militares y la oligarquía criolla ávida de riquezas y tierras mal habidas