El ungüento del arma y el polvo simpático eran "medicinas magnéticas" que se aplicaban, no a las heridas, sino al arma que las había producido; estos remedios fueron desarrollados durante la Revolución Científica en medicina por los seguidores de Paracelso y, a mediados del siglo XVII, cuando el mecanicismo empezó a sustituir al naturalismo mágico del Renacimiento, el remedio fue interpretado en términos atómicos y mecánicos por obra de personajes como Digby, amigo de Descartes y miembro de la Royal Society de Londres para el desarrollo del saber experimental. El reto del libro es comprender la plausibilidad científica de unas ideas que hoy nos parecen absurdas.