La lluvia de Camille, de Esther Bengoechea, representa una aventura literaria y psicológica al interior de la conciencia y de los sentimientos humanos con el cuidado estilístico como hilo conductor, y por demostrar tanto que el pasado sigue vivo (o, incluso, que es lo más vivo que tenemos) como la necesidad de hacer de la imaginación la «cuerda de la casa» que nos oriente hacia la verdad oculta bajo la presunta memoria de la «información».
"Sucinto, excelente, te deja una sensación de nostalgia y rabia, hacia una sociedad que aún hoy no reconoce el valor de la mujer en todas las expresiones de la cultura. "