Filipo y Leo han decidido pasar juntos un plácido día de pesca. En la caña de Filipo no dejan de picar peces, mientras que Leo no es capaz de atrapar ni uno. El inicial malestar de Leo se transforma en un enfado que acaba provocando que ambos personajes decidan competir por ver quién es el mejor. Pimienta, la jueza de la competición, establece varias pruebas, pero lo que nadie espera es su veredicto. El mejor de todos es Sansón, que ha superado cada desafío sin saber siquiera lo que hacía. Al ver lo absurdo de su comportamiento, Filipo y Leo deciden olvidar los celos y rencores y disfrutar de su amistad.