Los vinos del Marco de Jerez y de Montilla-Moriles pertenecen a la élite de los más grandes vinos, aunque quizá no todo el mundo lo sepa todavía.Inmortalizado por Shakespeare, Poe y otros grandes escritores, y cotizado por los coleccionistas, el “jerez” vivió épocas en las que se disputaba el trono de mejor vino del mundo con el oporto y el burdeos, y cuando, desde luego, tenía presencia prominente en la bodega de todo buen conocedor.Sin embargo, en tiempos más recientes los consumidores dieron la espalda a los vinos tradicionales andaluces, hasta el punto de que en ocasiones ha dado la impresión de que no se les consideraba vinos, propiamente hablando. Por fortuna, en la última década o década y media se ha producido un movimiento de atracción hacia estos vinos por parte de aficionados de todo el mundo, que en los últimos años ha cuajado también en España.El interés se centra sobre todo en los mejores vinos secos, desde el fino y manzanilla “sin afeitar” hasta el oloroso, amontillado y palo cortado.También revive una creciente atención hacia los blancos no fortificados sometidos a métodos de crianza tradicionales.