Lo último que queremos ver cuando encendemos un televisor es la vida. No nos interesa reafirma que nada acaba cómo queremos, que no existe redención alguna ni paraíso. Tampoco queremos aceptar que el amor no lo es todo. Omitimos que el perdón no cambia el daño y que los seres humanos, por más que nos esforcemos, existimos en una eterna contradicción sin epílogo. La vida, a diferencia de las series, es una línea que acaba con la muerte. Es, simplemente, un final abierto sin grandes conclusiones, una cena a medio acabar.
"Gran libro, si eres fanático de la serie lo disfrutaras el doble. "