A partir de su viudez, vuelven a Ivan los recuerdos de lo ocurrido en 1977, cuando conoció a un enigmático hombre que paseaba por la playa en compañia de dos hermosos galgos rusos. Tras varios encuentros, 'el hombre que amaba a los perros' comenzo a hacerlo depositario de unas singulares confidencias que van centrándose en la figura del asesino de Leon Trotski.