Dorado era un pez tan gordo que no entró en la pecera de Sebastián y por eso lo devolvieron al río. Entonces, todos los peces engordaron, pero los pescaron para comérselos. Dorado adelgazó y fue a parar a la pecera de Sebastián. Allí entristeció tanto, que Sebastián decidió devolverlo a su medio. Pero hay un problema: Sebastián todavía no habla bien y no sabe como indicárselo a sus padres.