Un día, Diana se despierta por las voces nerviosas de sus padres. Se levanta, sube la persiana y ve, frente a ella, el monte del Castro ardiendo como si fuera una gran hoguera. Cuando todo ha acabado, Diana sube para ver cómo se ha quedado el monte. De repente, se para, asombrada por lo que estaba viendo: una mujer muy pequ eñita desfallecida. Es un hada verde del bosque. Diana la coge, la lava en la fuente y