"De pronto un grito de angustia se deslizó desde las habitaciones donde se encontraba la mujer y guiado por el dolor llegó a los oídos del capitán; el grito era feroz, de esos gritos que solo puede emitir el miedo y, que al escucharse arranca de lo más profundo del alma los pensamientos más oscuros, convirtiéndolos por un segundo, en realidad. Un grito que hiela la sangre de tal manera, que es imposible de ignorar, un sonido que expresa no solo el sufrimiento físico, sino también del alma, un pavor tan grande, que urgió al capitán a correr con todas sus fuerzas hacia su habitación." ¿Y si algo que siempre dimos por sentado desapareciera? En un mundo en el que el agua es tan escaza que cada gota significa supervivencia, al dolor y la locura solo los delimita una línea muy delgada.