El devenir de la reflexión filosófica sobre el hombre en nuestra cultura occidental, desde la antigüedad griega al día de hoy, se ha ocupado principalmente de caracterizarlo como un ser que goza de los atributos de la racionalidad y el libre albedrío. Ciertamente que existen excepciones, empero, modernamente las mismas surgen como contrapartida del “positivismo naturalista” anclado en el método científico, que abjuró de la metafísica, término peyorativo utilizado para motejar a la filosofía, durante los siglos XVIII y XIX, por lo que los deterministas no se consideraban laboriosos intelectuales de la filosofía, aun cuando no es menos cierto como algunos contrapuntearon, que para destruir la filosofía hay que hacer filosofía.