En Estremecida memoria el lector no tiene la sensación de encontrarse ante un autor nostálgico, de boina y cayado, sino ante un escritor capaz de urdir estructuras laberínticas con una lengua hermosa y creíble, estructuras surgidas -eso sí- de una atracción innegable por el pasado de Mequinenza, el pueblo donde Moncada nació y que ahora reposa bajo las aguas de un embalse. Estremecida memoria es un puzzle, pero también una telaraña. El lector, atrapado por la prosa fluyente y la acción elíptica, debe ir intuyendo y adivinando el dibujo general a partir de pistas dispuestas con cuidado. El libro comienza con una enigmática comitiva que atraviesa Mequinenza. A medida que la comitiva avanza, el lector comprende que su objetivo es castigar un crimen cometido meses atrás. Cada capítulo plantea los hechos desde punto de vista de un personaje que conoce tan sólo parte de las circunstancias, de manera que el lector no logra hacerse una idea de lo que ha ocurrido hasta después de un buen número de páginas. En este sentido, el control que el autor tiene del horizonte del lector es absoluto. Esta edición, cuidadosamente presentada, presenta la versión en catalán, con las ilustraciones que el propio Moncada realizó para la obra.