Este libro nos instruye en el arte de bebernos los vientos para saborear cada uno de sus matices. Una oda ―salpicada de ironía y salitre― a la locura, al amor, al placer de estar vivos en un mundo contradictorio y tecnologizado en el que hablar de poesía y de dejarnos llevar sin caer en el mainstream de la autoayuda es un desafío, casi una provocación.