"« En esas andaba cuando la vi: pensando que podría volver a empezar mi vida en Buenos Aires. Una vida arreglada de antemano. Pero pudo más el instinto, un instinto que creía olvidado, sepultado en mis propias tristezas, y la vida me cambió por completo, aunque en el momento en el que empecé a descender las escaleras de la estación Nueve de Julio ya sabía que los tiempos que venían no iban a ser más fáciles que los que estaba tratando de olvidar »."