El señor Trapani se instala en una ciudad, alquila un local y coloca un cartel donde informa que se trata de una tienda de mascotas, con animales de cuento y bestias feroces. Empiezan a llegar sus clientes y vende hasta terminar, algunos animales pequeños, lobos, unicornios, mini dragones que echan humo, un kraken que se instala en el lago municipal, minotauros, entre otros. Los animales crecen y empiezan las quejas y las catástrofes que destruyen la ciudad. La respuesta con respecto a esta huída de los habitantes, deja un final abierto para el lector, quien deberá interpretar las últimas palabras del señor Trapani. Un libro que genera inquietud, aún en lectores mayores.