El curtido de las pieles fue una necesidad básica para el hombre desde sus orígenes que, con el paso del tiempo, se convirtió también en una actividad profesional perfectamente reglada. En la Edad Media, en prácticamente todas las ciudades existían tenerías donde los pellejeros, curtidores y zurradores tranformaban las piel es animales en cueros, que más tarde otros artesanos empleaban para elaborar múltiples