Arlet llega a Barcelona con una maleta llena de secretos. Aran ha decidido correr a la gran ciudad y no mirar atrás. Hay vidas que una vez se encontraron, algunas jamás se olvidarán. Entre risas y cigarros sin terminar, con los ojos llenos de lágrimas, con un “hola” o tal vez un “qué tal”, ellos se encuentran y de pronto aquello ya no lo es más. Un pintalabios que rueda por las calles de Barcelona va uniéndolos… pero ellos no lo sabrán jamás.