El impresionismo es hoy uno de los estilos artísticos más conocidos y estimados por el gran público. Su éxito se debe en gran medida a la indiscutible fascinación que nos producen sus obras, que tienen la rara virtud de seducir al espectador desde la primera vez que se enfrenta a ellas. La misma razón de su fortuna, sin embargo, esconde uno de los principales riesgos, pues lo agradable de su contemplación, la aparente facilidad de disfrutarla podría llegar a hacernos pensar que la pintura impresionista no va más allá de su más superficial efecto estético y ocultar su verdadero valor, la enorme influencia que ha ejercido en el desarrollo de la historia del arte moderno. Su papel, efectivamente, ha sido auténticamente revolucionario, por su lenguaje pictórico, por los temas tratados, por sus planteamientos compositivos y por su nueva visión de la realidad como percepción subjetiva de un determinado momento, de un cierto estado de ánimo.