Todo buen libro engloba múltiples interpretaciones, y El grito no es la excepción. ¿Hablamos de una autobiografía? Por supuesto. ¿De un libro de denuncia? Seguramente. Pero también de un drama, de un trepidante policial con ajustadísimas dosis de suspenso, del testimonio de un padre de familia que, empujado por un psicópata al más bajo infierno, lucha por rescatarse a sí mismo -y por sobre todas las cosas a su esposa e hijas- de la muerte.