No te dire nunca como fui hundiendome, dia tras dia, entre los hombres perdidos, ladrones y asesinos y mujeres que tienen la piel del rostro mas aspera que cal agrietada. A veces, cuando reconsidero la latitud a que he llegado, siento que en mi cerebro se mueven grandes lienzos de sombra, camino como un sonambulo y el proceso de mi descomposicion me parece engastado en la arquitectura de un sueño que nunca ocurrio.Sin embargo, hace mucho tiempo que estoy perdido. Me faltan fuerzas para escaparme a ese engranaje perezoso, que en la sucesion de las noches me sumerge mas y mas en la profundidad de un departamento prostibulario, donde otros espantosos aburridos como yo soportan entre los dedos una pantalla de naipes y mueven con desgano fichas negras o verdes, mientras que el tiempo cae con gotear de agua en el sucio pozal de nuestras almas. Jamas le he hablado a ninguno de mis compañeros de ti, ¿y para que? Las fieras, Roberto Arlt  Roberto Arlt es nuestro Dostoyevsky Guillermo Saccomanno, escritor