En esta novela, mezcla de leyenda y realidad, José Sarney (1930) evoca con talento la atmósfera del noreste de Brasil: personas de pasiones primitivas, los pescadores de Maranhao rodean al héroe Cristórico, capitán del mar océano. La novela transcurre en una atmósfera de fantasmagoría lírica que le da fuerza narrativa y poética.