El objetivo central del seductor será la posesión de la mujer; sin embargo, en esta novela, el autor presenta a un seductor capaz de lograr una conquista más profunda, más completa, conseguida mediante el juego de la intensidad sexual y el dominio de la conciencia, tratada como categoría erótica. El seductor por excelencia es el Diablo, y uno de ellos es el protagonista de esta novela: una variante de Don Juan; un personaje irremediablemente insatisfecho que desea en cada mujer la femineidad entera; es un humorista, un razonador mefistofélico, un vampiro en su implacable absorción de la mujer amada y martirizada, en su ruptura de todo límite en una inacabable búsqueda de la saciedad. Diario de un seductor no es una simple novela inspirada en el amor del autor por Regina Olsen, o un ejercicio literario. Es la más completa sublimación de la existencia, en cuanto a que más que los goces, revela los sutiles sufrimientos reunidos en ella. Esta obra, como pocas, devela la vena satánica de la pasión amorosa y, por otro lado, ofrece a los lectores una óptima oportunidad de acercarse al pensamiento de uno de los grandes filósofos del existencialismo.