Este libro es audaz porque retoma las banderas que instituyeron las sociedades democráticas y republicanas a partir de la Revolución Francesa. En una época donde las palabras Estado y política suenan a viejo y vetusto e idearios como el democráticose ven cotidianamente vaciados de su densidad política, retomar el camino del debate es quizás el único posible para salir de este laberinto.