La profesora Ana Mar�a Arango Ir� compendiado -y no conozco en nuestro medio, y en sus vecindarios, un estudio m�s paciente y riguroso del Rorschach -sus a�os de docente universitaria dedicados a un instrumento de altas posibilidades diagn�sticas y, por qu� no, creadoras de nuevas subjetividades (a pesar de su lenguaje psicopatol�gico). A Sil vez refleja su experiencia cl�nica. Dos experiencias contenidas en este libro que puede ser tomado por el lector como testamento, reflexi�n sobre un instrumento que permite explorar una fuente sin fondo llamada subjetividad, o un manual para las generaciones [Mitras que gustan de lo que agrupamos difusamente como cl�nica. Esta se enmarca, en este libro, en el campo psicoanal�tico y de psicolog�a din�mica. Esta pr�ctica cl�nica, como todas las intervenciones de este tipo, hace parte de lo que Michel Foucault denomina tecnolog�as del s�, "que permiten a los individuos efectuar, solos o con ayuda de otros, un cierto n�mero de operaciones sobre su cuerpo y su alma, sus pensamientos, sus modos de ser, de transformarse, a fin de alcanzar un cierto estado de felicidad, de pureza, de sabidur�a, de perfecci�n o inmortalidad". Como instrumento cl�nico) explora el mecanismo propio de la subjetividad de una forma casi on�rica: las manchas sobre las l�minas adquieren las formas de nuestra proyecci�n. Lo que subraya esta prueba, m�s all� de su importancia cl�nica, es que todo est� coloreado por nuestra subjetividad (Freud lo explica desde un antropomorfismo y su c�lebre inconsciente): "por obra de un afecto inusitadamente intenso, se produce un cambio ilusorio del mundo exterior y un objeto casual se convierte en correlato del afecto".